Nubes bajo el sol

Un amigo me cuenta cabizbajo la pelea con su enamorada
Que acabó con un portazo y muchas lagrimas.
Después de una larga ilustración de lo sucedido
Me mira y remata el tema diciéndome:

- No puedo creer que hay tantas nubes negras en un día tan brillante.

Brindo

Por el difunto verano
Y el nacimiento del otoño.

De paseo

Hoy James me medio obligó a pasear. Lo hace por mi bien, ya lo sé. Ahora debo pesar seis quilines más desde que estoy en paro. 

Dejé el deporte y me centré en dormitar y comer. 

- ¡Hasta luego amor! Me guiña el ojo.  
Ocho horas después se oye la cantinela de la llave introduciéndose en el cerrojo, 
ya ha vuelto del trabajo y yo sigo en mi línea, horizontal y algo más desesperada.

Los días, que son calcados unos a los otros y la rutina junto con el encierro voluntario,
se convierten gradualmente en mi nueva manera de vivir. 
No sé cómo he llegado a este punto, la verdad.

Cuando te das cuenta ya has substituido a tus amigos por la televisión por cable,  
comes compulsivamente, sin horarios, el horario es  toda hora. 
Tienes acidez, insomnio y estás de muy mala leche.

Pensar que me han despachado, enfurece. De ahí este mal estar...

James que es miembro honorífico en el banco de la paciencia ha aguantado estoicamente a esta quejica. Y el paseo, pese a mi resistencia, me ha ido de maravilla.

Le digo a mi suegra

- Si te apetece puedo enseñarte como enviar un e-mail desde mi portátil.
- ¿Que quieres limpiar las ventanas de la cocina? No tienes por qué hacerlo...(¡No sé de qué me está hablando!)
- Te decía que si quieres te pue…
- Ay ¡Qué maja que eres! Antes desayuna, eh.
¿Te pelo una manzana?  
- Eh… vale, sí. Gracias.
- No hay de qué. ¡Y ahorita mismo te preparo el vinagre!
(¿Vinagre?)