jueves, 11 de marzo de 2010

Hablando se entiende la gente

¿Puedo venir contigo?
Sí. O puedo venir yo contigo.
También.

Café

Domingo en la cafetería del gimnasio.
En la mesa del frente se sienta un señor regordete
Habla animadamente consigo mismo
Dios sabe de qué,..
Se ríe. Y yo que soy de risa floja,
Pues me rio con él.
Enseguida cierra los ojos, como dormido.
Me asusto, por la rapidez de sus acciones,
Pero me tranquilizo al ver que sigue hablando con los ojos cerrados.
Se ríe y me vuelvo a reír con él.
Un chulo piscinas con andares de John Wayne.
Me mira de reojo. A mi no me gustan las películas del oeste...
Tres adolescentes aparecen en la cafetería a los gritos
Les lanzo una mirada de advertencia.
Pienso, “soy como mi madre”.

Ya no hay café en la taza.